Retorna al Argentino de Rally, pero aún tiene fresco en su mente lo vivido en la carrera del Mundial de Cerdeña (Italia), en la que participó. Gerónimo Padilla llegó a Misiones con la intención de cobrar protagonismo el fin de semana. Para ello, probó el Peugeot 208 Maxi Rally, que cuenta con la navegación del barilochense Edgardo Galindo. Antes de meterse de lleno en la fecha 6 del Nacional, LG Deportiva le propuso a “Gero” repasar lo vivido en Europa.
- ¿Qué evaluación hacés?
- Volví bien, viví una experiencia sumamente positiva. Es muy distinto a lo que conocemos, se aprende mucho, si se tiene la capacidad de observar. Todo es profesionalismo, nada está librado al azar. Se está pendiente de cada detalle del equipo. Puedo decir que una carrera por el Mundial te saca cosas que por ahí ni uno mismo sabía que tenía.
- ¿Algo de eso se puede volcar a las carreras del Argentino?
- Sí, algunas. Aprendí cuestiones de puesta a punto, detalles en general. Pero son más las que no, por ejemplo la hoja de ruta: allá se trabaja más con GPS, con cartografía. Aquí uno ya conoce, y si no, pregunta a los lugareños. En manejo tampoco puedo volcar nada porque el auto es muy distinto.
- ¿Te sentiste cómodo?
- Sí, desde el comienzo y eso ayudó mucho. El auto está tan bien hecho que no cuesta manejarlo. Incluso el dueño del equipo estaba sorprendido con la rapidez con que me adapté. Creo que manejé bien, adquirí mucha confianza en la medida que pasaban los kilómetros. Pienso que si hoy me subo al auto, podría estar más adelante. Personalmente considero que no cometí errores.
-¿Qué cosas te llamaron la atención?
- Que cambien mucho los terrenos de un prime a otro. Por eso se varía bastante las configuraciones de barra estabilizadora, espirales. Acá eso no se hace mucho porque son carreras más cortas y además conocemos los tramos.
- ¿Momentos duros?
- Cuando me vi obligado a abandonar por golpear el auto con las piedras que otro piloto había desparramado; no tuve mucho para hacer. Fue una desilusión no seguir. Quizás si eso no sucedía, podría haber sido top ten. También fue duro haber parado en el penúltimo día de carrera por rotura de radiador.
-¿Satisfacciones?
- Una la viví en la asistencia. Frente del box de mi equipo estaba el de Skoda, de Esapekka Lapi. Cuando tuve el problema del radiador, sonó una alarma del auto y paré para no perjudicarlo a Lapi. Cuando llegué, el director de Skoda cruzó la valla y me dijo en perfecto español: “demostraste ser un gran deportista, no perjudicaste a nuestro piloto”. Otra: en una pausa de la carrera, estábamos en un viñedo. Conversaba con Nicolás Fuchs y se acercó Nasser Al Attiyah y me preguntó cosas de la Argentina y recordó un vivac del Dakar en Tucumán.
- ¿Pensás en volver?
- Estoy trabajando para eso. El camino es largo y no sé qué puede pasar.